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En este fanzine se tratan muchos temas variados,siempre desde nuestra opinión,lo cual quiere decir que cada un@ tendra su punto de vista sobre el tema que se trate.Por eso os animamos a que debatais sobre los temas expuestos en este fanzine.Si deseais dejar vuestra opinión, algun texto que os resulte interesante, algun documental o tal vez un poema, sera bienvenido. Para contactar con nosotros el_sol_fanzine@hotmail.com

La victimización

Toda sociedad se rige, en parte, por sus valores morales, o es así como en principio se les puede estudiar. Según sus valores se saben sus aspiraciones y pretensiones. En la sociedad contemporánea la cultura democrática occídental, está basada en la producción de mercancías, pero sobre todo en la acumulación de éstas. La democracia no es otra cosa que un sistema político que asegura un libre mercado para los dueños de los medios de producción y de reparto de mercancías y obliga bajo un hipotético acuerdo táctico, a todos los demás a asumirlo. Por lo tanto es de sumisión y de dominación de lo que estamos hablando. Los distintos intentos de crear una cultura y una sociedad en la que los valores fuesen distintos a los esclavizantes o pasivos han fracasado. La reciente historia nos marca sus intentos y sus derrotas. Es evidente que en una sociedad tan compleja y tan masiva el control forma parte indispensable de la dominación. El control se constata de muchas maneras pero para que este sea menos evidente y no despierte el instinto innato que tiene el ser humano hacia la insumisión, debe de ser solapado y debe estar oculto.

La destrucción de la cultura rebelde y la creación de otra basada en el ocio y el consumo es por lo tanto una pieza indispensable de la dominación.La cultura colectiva forma los valores subver-sivos y al ser reprimida y substituida por otra dictada por la que dominan se impide la creación de la fuerza necesaria para articular un cambio.Nos quieren hacer creer que la cultura es observar cuadros, teatrillos y folclore. Pero lo único interesante de ella son la transmisión de los valores asociativos e individuales que nos empujan y ayudan a conseguir ser más libres.
La dominación mantiene sus estructuras represivas porque solo reprimiendo y aislando al individuo consigue su propósito.La represión puede ser de los dos tipos: psicológica y física. Ambas sé retroalimentan y son verdaderamente efectivas cuando se entrelazan entre sí. Es justamente en el lazo que las une donde estaría la victimización.

La victimización no es otra cosa que la moralidad del sufrimiento y la caridad cristiana difundida entre las masas con intereses ocultos: la sensibilización de la gente ante problemas graves y concretos siempre desde el punto de vista del poder, la presentación del Estado como único defensor del cuidadano y la justificación de la represión, el control y los abusos por parte de la dominación. La victimización tiene doble filo, corta por los dos lados. Por un lado los gestores de la dominación les interesa que ante un conflicto dado, y al generas éste perjudicados, estos se presenten cara la galería, como esos pobrecitos ciudadanos que sin comerlo ni beberlo han sido diana de unas circunstancias de la que ellos no eran responsables. Hay que entender que para cumplir este papel de víctima no hace falta ser un fiel servidor de lo establecido.
Por el contrario muchas veces, más de lo que realmente sería conveniente, los amigos de la subversión asumen el rol para presentarse a la sociedad. Frases hechas como “basta de represión”, “ocupar es un derecho” y decenas de frases como éstas presentan a los colectivos o grupos que se pretenden antagónicos como unas pobres victimas desvalidas sin verdadera conciencia de su situación de dominados, pidiendo clemencia ante su enemigo que supuestamente a pesar de ser tan malo será magnánimo y les concederá tres deseos.
Para romper esta situación hay que luchar sabiendo quién es tu enemigo y que al enemigo no hay que darle muestras de debilidad.No nos debe extrañar que estos modos de operar sean la herencia y las filtraciones de los modos de operar de la izquierda.
No nos debe extrañar que sean ellos, los recuperadores, los que con sus estrategias nos envían hacia el delegacionismo. Ese es un lado de la espada, al asumir que se es una victima se asume tambien que no vas a dejar de serlo y que tu único sentido, tu única razón de ser es la pura interpelación. ¿ A quien en esta sociedad de victimas, es decir de seres incompletos, a quien gusta que le resuelvan los problemas vas a interpelar? Esta claro, a la justicia y al estado. Los policías se relamen; ellos junto con los políticos son los justicieros de las victimas. Los justicieros y los verdugos.
El otro filo de la espada es igual de sutil, por un lado al cortar tus iniciativas y presentarte como víctima, estas reivindicando el papel de espectador ante un hecho concreto que te afecta, esta alentando a una fuerza que no controlas a que actúe por ti, posibilitando por otro lado al estado y en general al poder y sus instituciones una ocasión excepcional para ahondar en el control y la dominación. Se impone un imperativo legal, las victimas ser protegidas, se deben escuchar sus voces, honrar su memoria, deben poder expresar su ira por los canales y con los medios facilitados por el poder, delegando en su venganza pero a sabiendas que el estado dará respuesta a sus temores de forma efectiva y tajante.

Desde el momento en que se institucionaliza el concepto de victima, éste se convierte en un arma imprescindible del control. Es mediante él, elevando y unificando las voces de las victimas desde el púlpito interesado del poder donde éste domina. Se instaura un nuevo juego, si hay victima hay criminalSe implica la contienda: o estás con las victimas y entonces hay que demostrar que se es implacable con los criminales o se es un criminal, un ser deforme que surge espontáneamente como un fallo endémico de esta sociedad y con el que no se puede hacer otra cosa nada más que exterminarlo.

La figura simbólica de la victima ha cobrado vida propia. Nada tiene que ver en la mayoría de los casos con las peticiones reales de muchos afectados en conflictos. La victima ya no es un individuo atípico y deshafortunado, es un estandarte, un paraguas donde ocultar la herramienta psicotica y paranoide, rasgo esencial de la sociedad dominada por el miedo.
-¡Podría ser usted!,-¡Desconfíe!
Esa cultura que pesa como la cadena que es, se extiende como la pólvora por todos sus medios, políticos, mediáticos y jurídicos, tratando de convencer al personal para que claudique y reprima su instinto individual que le lleva hacia la acción por si mismo, para si mismo, delegue el placer creativo y destructivo de la venganza y fundamentalmente se encuentre incapacitado para forjar, articular y consolidar una unión capaz de desenmascarar los funcionamientos teóricos de la dominación y golpear con contundencia las bases del poder. Al poder no le interesa un individuo fuerte, convencido de su fuerza. No le interesa un individuo capaz de forjarse un camino en constante búsqueda de sus iguales con tan solo una finalidad: constituirse como arma y no malgastar ni un segundo más.